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Perteneciente a una familia acomodada, militar de carrera, ilustrado y precusor del romanticismo, José Cadalso, guiado siempre por el deseo de una España más culta, más justa y más europea, reflexionó en estas Cartas Marruecas sobre nuestra historia, y también sobre los usos y las costumbres de su época. Con un equilibrio entre razón y sensibilidad, y tomando como modelo las Cartas persas de Montesquieu, la crítica del autor, naciente de una observación directa, configura así un retablo plenamente realista. Figuran en estas cartas, breves ensayos en sí, el patriotismo bien y mal entendido, la variedad de España y sus regiones, el elogio de Francia, la guerra y sus males, el ideal del hombre moderno, la tiranía de las modas o la falsa erudición. Y propone también, incluso, soluciones; muchas de ellas son completamente modernas: el trabajo, el progreso científico, el fortalecimiento económico, las mejoras de la vida social y la renovación de la enseñanza. Por todo ello, es ésto no sólo la primera manifestación en las letras españolas del pensamiento breve, inciso e irónico, sino un texto fundamental para iluminar muchos de los avatares de nuestra sociedad actual.